jueves, 8 de mayo de 2014

USO DE LAS TICS EN EL DERECHO

Las tic en el derecho es una herramienta de uso global que tiene muchos aspectos importantes que ayudan a facilitar la obtención de información y pruebas respetando siempre derechos fundamentales que existen en los diferentes aspectos jurídicos,  además de que  son tecnologías que permiten almacenar, administrar  y modificar diversos archivos desde este mismo, evitan la contaminación pues los archivos son almacenados y ya no hay exceso de papeleo,  además de que nos ayudan a conocer los diversos cambios que existen en las leyes, reglamentos, sentencias, y demás aspectos jurídicos, ayudan a tener un orden sobre los juicios que se lleven, a obtener más fácil el acceso a la información almacenada, a informados día con día.



    Se habla de 2 disciplinas que surgen de la interrelación entre el Derecho y la informática, donde el aspecto técnico propio de la informática, aplicado en el campo del derecho, da surgimiento a una disciplina que se denomina Informática Jurídica, que no es más que, la implementación de las herramientas tecnológicas en el campo del derecho, mejorando de manera significativa las labores en la administración de justicia, así como también facilitando las labores propias de las actores que participan en ella (abogados, jueces, fiscales, entre otros).


El amplio campo de estudio de la Informática Jurídica, ha permitido clasificarla de la siguiente manera:
Informática Jurídica Documental: Implica la utilización de la informática en los procesos de tratamiento, almacenamiento  y recuperación automatizada de información jurídica. (Bases de datos: jurisprudenciales, doctrinales y normativas)

Informática Jurídica de Gestión y Control: Es la que hace posible implementar las tecnologías de información y comunicación dentro de los espacios jurisdiccionales, permitiendo de esta manera agilizar, organizar y mejorar la administración de justicia. (Sistema informático del Poder Judicial: JURIS 2000, Programas ofimáticos para bufetes de abogados, entre otros)

Informática Jurídica decisoria o metadocumental: Implica la utilización de la inteligencia artificial, para el desarrollo de los llamados sistemas externos legales, los cuales se conciben como herramientas auxiliares en la tomas de decisiones.

 Es importante dejar claro que la Informática Jurídica no es una ciencia jurídica, ya que se campo de estudio se circunscribe en el área de la informática, y como dicen algunos juristas entendidos sobre la materia “es ver el aspecto instrumental aplicado al derecho”.
 Por otro lado, y continuando con el estudio de esta interrelación, surge una disciplina que se caracteriza por su estudio desde una perspectiva netamente jurídica, donde se resaltan principios, reglas, normas, doctrinas y jurisprudencias, relativas a los problemas legales que derivan del impacto de las TIC en la sociedad, denominado Derecho Informático. Dicho de otra manera, el derecho informático, se constituye como una rama del derecho, donde los instrumentos jurídicos ya mencionados, tienen como objetivo, dar solución a los diferentes efectos que produce la informática en las relaciones jurídicas.

 Hoy en día, el estudio de éste binomio sigue teniendo modificaciones, por lo menos en su denominación, siendo la tendencia moderna denominarlo “Derecho y Nuevas Tecnologías” o “Derecho de las Tecnologías de las Comunicaciones e Información”, y de esta manera se incluye el estudio tanto del Derecho Informático así como de la Informática Jurídica.

Es importante dejar claro las diferencias existentes entre estas 2 disciplinas, en virtud de que algunos profesionales y estudiantes de derecho, tienden a tratarlas como sinónimos, olvidando sus marcadas diferencias; sin embargo también quiero dejar claro, que muchos colegas involucrados en el estudio de estas materias, incluyen a la Informática Jurídica dentro del Derecho Informático, aunque soy partidario de explicar cada una de manera independiente, dándole mayor preponderancia a ésta última.

El Derecho Informático es el conjunto de principios, normas o reglas que regulan el efecto generado por el impacto de las TIC en la sociedad; llevándonos así al estudio jurídico de situaciones novísimas como:

  • ·       Firmas Digitales.
  • ·       Certificados Electrónico.
  • ·       Documentos Electrónicos.
  • ·       Contratos electrónicos e informáticos.
  • ·       Habeas Data o protección de datos personales.
  • ·       Delitos Informáticos.
  • ·       Pruebas electrónicas.
  • ·       Informática forense.
  • ·       Comercio electrónico (e-commerce)
  • ·       Gobierno electrónico (e-goverment)
  • ·       Nombres de Dominio

Dependiendo de las consideraciones que puedan tener las diferentes casas de estudio, con respecto a ésta disciplina, la misma puede ser abordada de 2 formas:

Como materia independiente donde se incluya en el pensum de estudio, la materia ya sea llamándola Derecho Informático o Derecho y Tecnologías de la Información y Comunicación, donde se desarrollarán los puntos supra mencionados. Con respecto a esto opción, es importante resaltar que la misma obedece a la tendencia que considera al derecho informático como rama autónoma del derecho.

De manera transversal donde se incluyan o ubiquen los temas mencionados anteriormente, en las diferentes ramas jurídicas tradicionales donde mejor se adapten, como por ejemplo: Delitos Informáticos (Derecho Penal), Comercio Electrónico (Derecho Mercantil), Firmas electrónicas, documentos electrónicos y contratos electrónicos (Derecho Civil), Prueba Electrónica e Informática Forense (Derecho Procesal), Habeas Data (Derecho Constitucional).



USO DE LAS TICS EN EL AREA DE DERECHO.

Vivimos la llamada “sociedad de la información”, que se caracteriza por cambios radicales en materia económica, social y cultural. Es decir, el mundo en el que nos desenvolvemos está enmarcado por una serie de transformaciones que permean todos los entornos de manera sustancial. El origen primordial de esas transformaciones ha sido la inclusión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en todos los ámbitos de nuestra vida, de tal manera que la forma de trabajar, socializar y aprender se ha modificado. Ante estos sucesos transformadores, los profesionistas no deben dejar a un lado el aprendizaje y uso de las TIC, sino que deben prepararse para coexistir con la tecnología de manera armoniosa.

Es bien sabido que el derecho y la tecnología no han ido siempre de la mano, los licenciados en derecho de generaciones pasadas tenían cierta reticencia a las nuevas tecnologías. “Los abogados son, en general, muy reacios al avance tecnológico. No es algo reciente, se ha dado siempre. Los abogados casi siempre llegan tarde a los desarrollos de otras ramas del conocimiento. Esa reticencia o falta de espíritu abierto a la innovación es algo que afecta profundamente al derecho, para cuya actualización a veces hay que esperar demasiados años. El mundo cambia y los abogados parecen resistirse a verlo, o tomar medidas para seguirle el paso a la fluctuante realidad” (Carbonell, 2011). A este respecto, Pérez-Luño nos dice que: “La coyuntura presente reclama de juristas, filósofos y teóricos del derecho una conciencia tecnológica, es decir, una actitud reflexiva, crítica y responsable ante los nuevos problemas que en las diversas esferas del acontecer social suscita la tecnología y ante los que ni el derecho, ni quienes lo aplican o lo estudian pueden permanecer insensibles”. En la actualidad, existe más apertura por parte de los estudiantes de derecho hacia este tipo de herramientas tecnológicas, ya que dentro de los planes de estudio se incorporan asignaturas como Fundamentos de informática, Informática jurídica, Taller de informática aplicada al derecho, etcétera. Quizá el mayor desafío sea para aquellas generaciones de abogados que no conciben sus despachos sin la tradicional máquina de escribir (hoy resulta mucho más difícil encontrarlas) y que no están en posibilidades de usar programas para el procesamiento de información.

Es un hecho: la forma de tratar los asuntos jurídicos, la documentación, la gestión de los asuntos, la relación con los clientes, la organización del despacho y la presencia de la firma de abogados, han sido influidos por la aparición de las herramientas digitales. Los abogados y estudiosos del derecho no pueden estancarse en la defensa de procedimientos caducos, sino más bien convertirse en sujetos dinámicos y cambiantes de acuerdo a las demandas sociales que imperan en estos tiempos. Ahora, no sólo es imprescindible una computadora, sino la conexión a un módem para tener acceso a todas las posibilidades que nos brinda la gran red de redes (Internet). Es importante consignar algunos datos de la supercarretera de la información para dimensionar las posibilidades que nos brinda con su uso en sus diferentes aplicaciones. La Asociación Mexicana de Internet (Amipci), en su octavo estudio sobre los hábitos de los internautas en México, publicado el 17 de mayo de 2012, menciona que en 2011 había 40,6 millones de usuarios de Internet en nuestro país. Los dispositivos utilizados con más frecuencia para conectarse fueron PC (64%), laptop (61%) y smartphone (58%), cifra que se duplicó con respecto al año anterior (26%). El tiempo promedio diario del internauta fue de 4 horas con 9 minutos y las actividades realizadas fueron: búsqueda de información (29%), utilización de correo electrónico (28%) y conexión a redes sociales (17%). Como se observa en el párrafo anterior el reto es impresionante y los abogados y estudiantes del derecho no pueden quedar al margen de estos hechos. Las redes sociales son otro fenómeno que, bien utilizado, puede brindar grandes ventajas si consideramos que 9 de cada 10 mexicanos acceden a alguna (Amipci, 2012). Al margen de redes sociales como Twitter, con 260 millones de usuarios y Facebook con más de 600 millones, existen otras, especializadas para estudiosos del derecho. Una novedad a este respecto es la red Lawyrs, adecuada para estudiantes de derecho y abogados, que permite compartir información y noticias relacionadas con su profesión. Otra se llama Lawlink y permite establecer redes entre licenciados en derecho que practican en diversos campos de la ley, pueden compartir documentos, usar foros y sistemas de mensajería, además de crear grupos de estudio. Otra de las funciones principales de Internet es el correo electrónico. Enviar y recibir estos mensajes se ha convertido en la primera actividad en línea en nuestro país (Amipci, 2012).

La página web el IIJ (Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM) tienes la biblioteca de Jorge Carpizo, cuya colección bilbio-hemerográfica se inicia en 1940 y es considerada una de las bibliotecas especializadas en Derecho más importantes de Latinoamérica.

Según una encuesta realizada a clientes de abogados de nuestro país, estar disponible siempre a las necesidades del cliente y regresar inmediatamente sus llamadas y correos electrónicos son dos de los mayores factores para lograr su satisfacción. Los mejores abogados (según la percepción de los encuestados) son aquellos que proporcionan al cliente su número telefónico personal, además de una cuenta de correo y su cuenta de Facebook, lo que les permite estar perfectamente localizables por cualquier medio y lograr un vínculo efectivo de trabajo.
 
 

Una herramienta que creó una nueva forma de concebir la profesión del abogado es la constituida por las bases de datos jurídicas, definidas como una recopilación de documentos (leyes, listas de acuerdos, sentencias, etcétera), que permiten acceder a legislación, jurisprudencia, manuales de consulta e infinidad de documentos de gran utilidad. Una de las principales bases de datos en México es la del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, que brinda información sobre legislación federal y estatal, jurisprudencia e información legislativa internacional. Además, la página web del IIJ tiene la biblioteca Jorge Carpizo, cuya colección biblio-hemerográfica se inicia en 1940 y es considerada una de las bibliotecas especializadas en derecho más importantes de Latinoamérica.

Otra herramienta, aún no explorada por un gran número de abogados, la conforman los blogs, también llamados weblog o bitácora, los cuales son sitios web que recopilan textos o artículos de manera cronológica de uno o varios autores y cuya peculiaridad es que los lectores pueden escribir comentarios y el autor darles respuesta de tal forma que es posible construir un diálogo. Los blogs jurídicos tienen la finalidad de coadyuvar con la enseñanza y difusión del derecho. Un ejemplo es el denominado Portal Jurídico Legal, que brinda gran cantidad de información de las diferentes ramas del derecho. La gestión de los asuntos jurídicos es otra de las funciones que un abogado puede hacer a través la computadora. El uso de un programa de administración para despachos que permita controlar los asuntos, gestionar la agenda, etcétera; esto se ha convertido en una de las clasificaciones de la informática jurídica: la de gestión y control. Las anteriores son sólo algunas de las herramientas tecnológicas que los abogados y los estudiantes de derecho pueden utilizar para potenciar su carrera.
A MANERA DE REFLEXIÓN.
Según Carbonell, “el reto de asumir el salto tecnológico es impresionante. Desde las escuelas y facultades de derecho no debemos quedarnos atrás. Quien no sea capaz de sumarse, estará dejando ir una de las más grandes oportunidades que nos ofrece el mundo moderno”. Los primeros que se adapten a las innovaciones tecnológicas serán los que crearán “ventajas competitivas”; los últimos, harán el mismo esfuerzo sólo para sobrevivir. Frente a las nuevas TIC, los abogados y estudiantes de derecho no deben ser agentes pasivos o simples espectadores; por el contrario, deben formar parte del cambio, ser sujetos dinámicos, congruentes en su práctica y con lo que demanda nuestra sociedad.
Fuente: http://educacionyculturaaz.com/articulos-az/abogados-y-estudiantes-de-derecho-frente-a-las-tic/
 
Yair Quiroz Osorio. Derecho 2 A.

La importancia de las TICS en el Derecho

El uso de las TIC en su área profesional.

TECNOLOGÍA, TECNOLOGÍA, TECNOLOGÍA, escuchamos constantemente ese término que nos trae a mente, los cambios que están surgiendo en las diferentes áreas científicas, más claro lo vemos en áreas de ciencia puras o exactas, pero, podemos apreciar que también surgen estas aplicaciones en ciencias sociales, en este caso el Derecho. La presente tiene como objeto demostrar cómo la aplicación de la Tecnologías de Información y Comunicación se han hecho imprescindibles en diferentes áreas del derecho y que valiéndonos de ellas podemos tomar impulso como un “autorum” o una polea que dé impulso al mismo. Justiniano, padre del derecho, recopilador de glosadores y escribas en el Derecho Romano nunca imaginaría en el futuro a los juristas trabajando frente al computador y cómo estas tecnologías se han hecho indispensables para su difusión.
Las tecnologías de la Información y Comunicación en el Derecho han abarcado muchas áreas:
1. En la Educación del Derecho
2. En el learning
3. En la Administración de Justicia.
4. En el e-govermment
5. En la micro archivística digital
6. En la función de los fedatarios informáticos.
7. En el comercio electrónico y en las Firmas y certificados digitales.
8. En la propia investigación científica jurídica a través de medios informáticos e Internet.
9. El nacimiento del Derecho Informático, que proteja la información y el derecho inherente a ella, así como sanciones a aquellos delincuentes informáticos.
10. Creación de software Jurídicos.
En los cursos de informática jurídica que se imparten en la Universidad, cátedra dictada actualmente por abogados especialistas en informática jurídica, buscan conocer y emplear todas estas tecnologías, y lo hacen a diario en su habitual centro de labores, sólo que no se han dado cuenta del cambio, o no toman la debida importancia y, por ende, la necesidad de seguir capacitándose en el área, por lo que a iniciativa de docentes investigadores, se hace un trabajo con la comunidad de abogados como los del Colegio de Abogados de Lima, que hemos comenzado a capacitar en Informática Jurídica.
En el área del Comercio electrónico se ha buscado también el apoyo de varias instituciones como Telefónica del Perú e INDECOPI, así como del INEI. Esto demuestra que todas las tecnologías de Investigación y Comunicación que se aplican al Derecho no pueden realizarse sin trabajar en conjunto con otras disciplinas como la Ingeniería de Sistemas y la propia computación e Informática (Nuevas tecnologías).
Esta investigación se realizó y surgió con el proyecto de la Tesis intitulada “El comercio electrónico en el Perú, antecedentes y realidad”.

Hipótesis:

Actualmente el Derecho no alcanza su perfección o no se encuentra en los lugares más destacados entre las ciencias sociales, si bien cuenta con un método científico y objeto de estudio que es el propio hombre. Cómo hacerla científica, cómo lograr que el abogado aplique la tecnología y, por ende, la ciencia del Derecho resurja como tal.
Objetivos:
El presente tiene como objetivo principal demostrar como la aplicación de las Tecnologías de Información y Comunicación en el Derecho, puedan lograr su cientificidad y que los abogados y todo aquel operador de Derecho se identifiquen como Juristas científicos o abogados modernos, más bien postmodernos.

LA APLICACIÓN DEL LAS TIC EN LA EDUCACIÓN DEL DERECHO

Merece la atención partir de este punto, puesto que una reestructuración en los programas y currículos académicas de las diferentes Universidades en donde se dicta la carrera de  Derecho consideren enseñarse en todos los ciclos o años por lo menos un curso de Informática Jurídica llegando a enseñarse en total 12 o 10 culminando el último año con creación de programas jurídicos, que permitan al alumno ingresar a un simulador de lo que sería el proceso mismo, donde el inicio sea el propio alumno y siga toda una secuencia de datos e instrucciones en donde se mida la capacidad que tiene como usuario (imaginemos un usuario de la administración pública) o que sea  una de las partes de este proceso y que aplique de igual modo las herramientas que se le ofrezcan al igual que maneja el conocimiento de las diferentes normatividades .

A la vez esta aplicación en la Educación debe darse desde el primer año con conocimientos básicos de Office y enseñar otros programas como Macromedia, que favorecen la creación de e-books, de diseños de páginas Webs, para una mejor gestión de un estudio de abogados, como el SQL o simplemente para empezar el estudio de programación de base de datos, que lo hemos venido dictando, para así crear base de datos jurídicas de consultas.
El uso de Internet debe ser diario o por lo menos frecuente, no sólo utilizar Internet como simple correspondencia, si bien se ha presentado y se ha promulgado una ley de notificación electrónica, es necesario que el Ministerio de Justicia capacite en conjunto con los colegios de abogados y demás instituciones educativas.
Existe un pequeño número de alumnado y abogados también invidentes, que cursan la carrera, con ellos se aplica el programa del JAW software propietario para Windows, que facilita el uso del computador mediante la lectura de todos los componentes de las ventanas que se estén trabajando, pero los programas deben trabajarse también con multimedia, así pueden llevar en CDs los cursos de carrera, pudiendo acceder a ellos con mayor facilidad y mejor productividad escuchando el contenido, dejando de uso la costosa grabadora de mano

LAS TICS EN EL DERECHO, POR FEDERICO COLULA

Es bien sabido que el derecho y la tecnología no han ido siempre de la mano, los licenciados en derecho de generaciones pasadas tenían cierta reticencia a las nuevas tecnologías. “Los abogados son, en general, muy reacios al avance tecnológico. No es algo reciente, se ha dado siempre. Los abogados casi siempre llegan tarde a los desarrollos de otras ramas del conocimiento. Esa reticencia o falta de espíritu abierto a la innovación es algo que afecta profundamente al derecho, para cuya actualización a veces hay que esperar demasiados años. El mundo cambia y los abogados parecen resistirse a verlo, o tomar medidas para seguirle el paso a la fluctuante realidad” (Carbonell, 2011).

A este respecto, Pérez-Luño nos dice que: “La coyuntura presente reclama de juristas, filósofos y teóricos del derecho una conciencia tecnológica, es decir, una actitud reflexiva, crítica y responsable ante los nuevos problemas que en las diversas esferas del acontecer social suscita la tecnología y ante los que ni el derecho, ni quienes lo aplican o lo estudian pueden permanecer insensibles”.
En la actualidad, existe más apertura por parte de los estudiantes de derecho hacia este tipo de herramientas tecnológicas, ya que dentro de los planes de estudio se incorporan asignaturas como Fundamentos de informática, Informática jurídica, Taller de informática aplicada al derecho, etcétera. Quizá el mayor desafío sea para aquellas generaciones de abogados que no conciben sus despachos sin la tradicional máquina de escribir (hoy resulta mucho más difícil encontrarlas) y que no están en posibilidades de usar programas para el procesamiento de información.

Es un hecho: la forma de tratar los asuntos jurídicos, la documentación, la gestión de los asuntos, la relación con los clientes, la organización del despacho y la presencia de la firma de abogados, han sido influidos por la aparición de las herramientas digitales. Los abogados y estudiosos del derecho no pueden estancarse en la defensa de procedimientos caducos, sino más bien convertirse en sujetos dinámicos y cambiantes de acuerdo a las demandas sociales que imperan en estos tiempos.
Ahora, no sólo es imprescindible una computadora, sino la conexión a un módem para tener acceso a todas las posibilidades que nos brinda la gran red de redes (Internet). Es importante consignar algunos datos de la supercarretera de la información para dimensionar las posibilidades que nos brinda con su uso en sus diferentes aplicaciones.
La Asociación Mexicana de Internet (Amipci), en su octavo estudio sobre los hábitos de los internautas en México, publicado el 17 de mayo de 2012, menciona que en 2011 había 40,6 millones de usuarios de Internet en nuestro país. Los dispositivos utilizados con más frecuencia para conectarse fueron PC (64%), laptop (61%) y smartphone (58%), cifra que se duplicó con respecto al año anterior (26%). El tiempo promedio diario del internauta fue de 4 horas con 9 minutos y las actividades realizadas fueron: búsqueda de información (29%), utilización de correo electrónico (28%) y conexión a redes sociales (17%).
Como se observa en el párrafo anterior el reto es impresionante y los abogados y estudiantes del derecho no pueden quedar al margen de estos hechos. Las redes sociales son otro fenómeno que, bien utilizado, puede brindar grandes ventajas si consideramos que 9 de cada 10 mexicanos acceden a alguna (Amipci, 2012).
Al margen de redes sociales como Twitter, con 260 millones de usuarios y Facebook con más de 600 millones, existen otras, especializadas para estudiosos del derecho. Una novedad a este respecto es la red Lawyrs, adecuada para estudiantes de derecho y abogados, que permite compartir información y noticias relacionadas con su profesión. Otra se llama Lawlink y permite establecer redes entre licenciados en derecho que practican en diversos campos de la ley, pueden compartir documentos, usar foros y sistemas de mensajería, además de crear grupos de estudio.
Otra de las funciones principales de Internet es el correo electrónico. Enviar y recibir estos mensajes se ha convertido en la primera actividad en línea en nuestro país (Amipci, 2012).
Según una encuesta realizada a clientes de abogados de nuestro país, estar disponible siempre a las necesidades del cliente y regresar inmediatamente sus llamadas y correos electrónicos son dos de los mayores factores para lograr su satisfacción. Los mejores abogados (según la percepción de los encuestados) son aquellos que proporcionan al cliente su número telefónico personal, además de una cuenta de correo y su cuenta de Facebook, lo que les permite estar perfectamente localizables por cualquier medio y lograr un vínculo efectivo de trabajo.
Una herramienta que creó una nueva forma de concebir la profesión del abogado es la constituida por las bases de datos jurídicas, definidas como una recopilación de documentos (leyes, listas de acuerdos, sentencias, etcétera), que permiten acceder a legislación, jurisprudencia, manuales de consulta e infinidad de documentos de gran utilidad. Una de las principales bases de datos en México es la del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, que brinda información sobre legislación federal y estatal, jurisprudencia e información legislativa internacional. Además, la página web del IIJ tiene la biblioteca Jorge Carpizo, cuya colección bibliohemerográfica se inicia en 1940 y es considerada una de las bibliotecas especializadas en derecho más importantes de Latinoamérica.
Otra herramienta, aún no explorada por un gran número de abogados, la conforman los blogs, también llamados weblog o bitácora, los cuales son sitios web que recopilan textos o artículos de manera cronológica de uno o varios autores y cuya peculiaridad es que los lectores pueden escribir comentarios y el autor darles respuesta de tal forma que es posible construir un diálogo. Los blogs jurídicos tienen la finalidad de coadyuvar con la enseñanza y difusión del derecho. Un ejemplo es el denominado Portal Jurídico Legal, que brinda gran cantidad de información de las diferentes ramas del derecho.
La gestión de los asuntos jurídicos es otra de las funciones que un abogado puede hacer a través la computadora. El uso de un programa de administración para despachos que permita controlar los asuntos, gestionar la agenda, etcétera; esto se ha convertido en una de las clasificaciones de la informática jurídica: la de gestión y control. Las anteriores son sólo algunas de las herramientas tecnológicas que los abogados y los estudiantes de derecho pueden utilizar para potenciar su carrera.
A MANERA DE REFLEXIÓN
Según Carbonell, “el reto de asumir el salto tecnológico es impresionante. Desde las escuelas y facultades de derecho no debemos quedarnos atrás. Quien no sea capaz de sumarse, estará dejando ir una de las más grandes oportunidades que nos ofrece el mundo moderno”.

Los primeros que se adapten a las innovaciones tecnológicas serán los que crearán “ventajas competitivas”; los últimos, harán el mismo esfuerzo sólo para sobrevivir. Frente a las nuevas TIC, los abogados y estudiantes de derecho no deben ser agentes pasivos o simples espectadores; por el contrario, deben formar parte del cambio, ser sujetos dinámicos, congruentes en su práctica y con lo que demanda nuestra sociedad.

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