USO DE LAS TICS EN EL AREA DE
DERECHO.
Vivimos la llamada “sociedad de la
información”, que se caracteriza por cambios radicales en materia económica,
social y cultural. Es decir, el mundo en el que nos desenvolvemos está
enmarcado por una serie de transformaciones que permean todos los entornos de
manera sustancial. El origen primordial de esas transformaciones ha sido la
inclusión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en todos
los ámbitos de nuestra vida, de tal manera que la forma de trabajar, socializar
y aprender se ha modificado. Ante estos sucesos transformadores, los
profesionistas no deben dejar a un lado el aprendizaje y uso de las TIC, sino
que deben prepararse para coexistir con la tecnología de manera armoniosa.
Es bien sabido que el derecho y la
tecnología no han ido siempre de la mano, los licenciados en derecho de
generaciones pasadas tenían cierta reticencia a las nuevas tecnologías. “Los
abogados son, en general, muy reacios al avance tecnológico. No es algo
reciente, se ha dado siempre. Los abogados casi siempre llegan tarde a los
desarrollos de otras ramas del conocimiento. Esa reticencia o falta de espíritu
abierto a la innovación es algo que afecta profundamente al derecho, para cuya
actualización a veces hay que esperar demasiados años. El mundo cambia y los
abogados parecen resistirse a verlo, o tomar medidas para seguirle el paso a la
fluctuante realidad” (Carbonell, 2011). A este respecto, Pérez-Luño nos dice
que: “La coyuntura presente reclama de juristas, filósofos y teóricos del
derecho una conciencia tecnológica, es decir, una actitud reflexiva, crítica y
responsable ante los nuevos problemas que en las diversas esferas del acontecer
social suscita la tecnología y ante los que ni el derecho, ni quienes lo
aplican o lo estudian pueden permanecer insensibles”. En la actualidad, existe
más apertura por parte de los estudiantes de derecho hacia este tipo de
herramientas tecnológicas, ya que dentro de los planes de estudio se incorporan
asignaturas como Fundamentos de informática, Informática jurídica, Taller de
informática aplicada al derecho, etcétera. Quizá el mayor desafío sea para
aquellas generaciones de abogados que no conciben sus despachos sin la
tradicional máquina de escribir (hoy resulta mucho más difícil encontrarlas) y
que no están en posibilidades de usar programas para el procesamiento de
información.
Es un hecho: la forma de tratar los
asuntos jurídicos, la documentación, la gestión de los asuntos, la relación con
los clientes, la organización del despacho y la presencia de la firma de
abogados, han sido influidos por la aparición de las herramientas digitales.
Los abogados y estudiosos del derecho no pueden estancarse en la defensa de
procedimientos caducos, sino más bien convertirse en sujetos dinámicos y
cambiantes de acuerdo a las demandas sociales que imperan en estos tiempos.
Ahora, no sólo es imprescindible una computadora, sino la conexión a un módem
para tener acceso a todas las posibilidades que nos brinda la gran red de redes
(Internet). Es importante consignar algunos datos de la supercarretera de la
información para dimensionar las posibilidades que nos brinda con su uso en sus
diferentes aplicaciones. La Asociación Mexicana de Internet (Amipci), en su
octavo estudio sobre los hábitos de los internautas en México, publicado el 17
de mayo de 2012, menciona que en 2011 había 40,6 millones de usuarios de
Internet en nuestro país. Los dispositivos utilizados con más frecuencia para
conectarse fueron PC (64%), laptop (61%) y smartphone (58%), cifra que se
duplicó con respecto al año anterior (26%). El tiempo promedio diario del
internauta fue de 4 horas con 9 minutos y las actividades realizadas fueron:
búsqueda de información (29%), utilización de correo electrónico (28%) y
conexión a redes sociales (17%). Como se observa en el párrafo anterior el reto
es impresionante y los abogados y estudiantes del derecho no pueden quedar al
margen de estos hechos. Las redes sociales son otro fenómeno que, bien utilizado,
puede brindar grandes ventajas si consideramos que 9 de cada 10 mexicanos
acceden a alguna (Amipci, 2012). Al margen de redes sociales como Twitter, con
260 millones de usuarios y Facebook con más de 600 millones, existen otras,
especializadas para estudiosos del derecho. Una novedad a este respecto es la
red Lawyrs, adecuada para estudiantes de derecho y abogados, que permite
compartir información y noticias relacionadas con su profesión. Otra se llama
Lawlink y permite establecer redes entre licenciados en derecho que practican
en diversos campos de la ley, pueden compartir documentos, usar foros y
sistemas de mensajería, además de crear grupos de estudio. Otra de las
funciones principales de Internet es el correo electrónico. Enviar y recibir
estos mensajes se ha convertido en la primera actividad en línea en nuestro
país (Amipci, 2012).
La página web el IIJ (Instituto de
Investigaciones Jurídicas, UNAM) tienes la biblioteca de Jorge Carpizo, cuya colección
bilbio-hemerográfica se inicia en 1940 y es considerada una de las bibliotecas
especializadas en Derecho más importantes de Latinoamérica.
Según una encuesta realizada a clientes
de abogados de nuestro país, estar disponible siempre a las necesidades del
cliente y regresar inmediatamente sus llamadas y correos electrónicos son dos
de los mayores factores para lograr su satisfacción. Los mejores abogados
(según la percepción de los encuestados) son aquellos que proporcionan al
cliente su número telefónico personal, además de una cuenta de correo y su
cuenta de Facebook, lo que les permite estar perfectamente localizables por
cualquier medio y lograr un vínculo efectivo de trabajo.
Una herramienta que creó una nueva
forma de concebir la profesión del abogado es la constituida por las bases de
datos jurídicas, definidas como una recopilación de documentos (leyes, listas
de acuerdos, sentencias, etcétera), que permiten acceder a legislación,
jurisprudencia, manuales de consulta e infinidad de documentos de gran
utilidad. Una de las principales bases de datos en México es la del Instituto
de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, que brinda información sobre
legislación federal y estatal, jurisprudencia e información legislativa
internacional. Además, la página web del IIJ tiene la biblioteca Jorge Carpizo,
cuya colección biblio-hemerográfica se inicia en 1940 y es considerada una de
las bibliotecas especializadas en derecho más importantes de Latinoamérica.
Otra herramienta, aún no explorada por
un gran número de abogados, la conforman los blogs, también llamados weblog o
bitácora, los cuales son sitios web que recopilan textos o artículos de manera
cronológica de uno o varios autores y cuya peculiaridad es que los lectores
pueden escribir comentarios y el autor darles respuesta de tal forma que es
posible construir un diálogo. Los blogs jurídicos tienen la finalidad de
coadyuvar con la enseñanza y difusión del derecho. Un ejemplo es el denominado
Portal Jurídico Legal, que brinda gran cantidad de información de las
diferentes ramas del derecho. La gestión de los asuntos jurídicos es otra de
las funciones que un abogado puede hacer a través la computadora. El uso de un
programa de administración para despachos que permita controlar los asuntos,
gestionar la agenda, etcétera; esto se ha convertido en una de las
clasificaciones de la informática jurídica: la de gestión y control. Las
anteriores son sólo algunas de las herramientas tecnológicas que los abogados y
los estudiantes de derecho pueden utilizar para potenciar su carrera.
A MANERA DE REFLEXIÓN.
Según Carbonell, “el reto de asumir el
salto tecnológico es impresionante. Desde las escuelas y facultades de derecho
no debemos quedarnos atrás. Quien no sea capaz de sumarse, estará dejando ir
una de las más grandes oportunidades que nos ofrece el mundo moderno”. Los
primeros que se adapten a las innovaciones tecnológicas serán los que crearán
“ventajas competitivas”; los últimos, harán el mismo esfuerzo sólo para
sobrevivir. Frente a las nuevas TIC, los abogados y estudiantes de derecho no
deben ser agentes pasivos o simples espectadores; por el contrario, deben
formar parte del cambio, ser sujetos dinámicos, congruentes en su práctica y con
lo que demanda nuestra sociedad.
Fuente: http://educacionyculturaaz.com/articulos-az/abogados-y-estudiantes-de-derecho-frente-a-las-tic/
No hay comentarios:
Publicar un comentario